Pan de centeno y salvado de trigo
Pan de centeno y salvado de trigo. ¿Queréis hacer un fantástico pan de centeno y salvado de trigo? Os enseño la receta para que preparéis en casa este magnífico pan que, aparte de estar más que rico, nos va a ayudar por su alto contenido en fibra.
Imaginaros qué bien nos va a venir ya que el 45% del salvado de trigo es pura fibra y en esta ocasión vamos a utilizar 50 gramos para prepararlo. Eso, junto a la harina de centeno lo convierte en un pan más que indicado para tener una alimentación sana y que nos va a ayudar con el tránsito intestinal.
Con esta receta vamos a obtener un pan con una miga más bien densa, con un aroma increíble y de un color marrón claro, donde podremos apreciar el contenido de salvado de trigo.
Hacer el pan de centeno y salvado con harina de fuerza, ya que vamos a necesitar que las paredes soporten el peso de los ingredientes y la levadura tenga un apoyo para que quede bien.
Pan de centeno y salvado de trigo casero
Dificultad: baja
Coste: bajo
Ingredientes:
– 500 gramos de harina de fuerza
– 100 gramos de harina de centeno
– 50 gramos de salvado de trigo
– 25 gramos de levadura fresca de panadería
– 1 cucharada de aceite de oliva virgen
– 300 ml de agua
– Una pizca de sal
Preparación del pan casero de centeno y salvado:
En un bol o recipiente ponemos las harinas, el salvado de trigo y la levadura desmigada. Agregamos un puñado de sal, el aceite y el agua. A mí no me importa que el agua esté fría o templada, nunca he notado la diferencia. Por eso la pongo fría y trabajo la masa sin problemas.
Con ayuda de una lengua de cocina o una espátula mezclamos. Al principio nos saldrá un podo densa, pero cuando la pasemos a la encimera y trabajemos con ella veremos que está algo pegajosa.
La pasamos a la encimera bien limpia y trabajamos la masa con las manos. Ya os he comentado que al principio estará un poco pegajosa, pero luego veréis que al cabo de 10 minutos trabajando con ella ya no se queda pegada y está elástica.
Hacemos una bola y la dejamos tapada media hora en un sitio cálido y sin corrientes de aire.
Pasado ese tiempo, yo lo hago así, le doy forma al pan y luego lo pongo sobre la bandeja engrasada con aceite de oliva. Pongo el horno a 50-60 grados y lo apago. Meto la bandeja con la masa tapada en el horno y lo dejo una hora para que suba.
Aquí he tenido un pequeño fallo y es que le puse el paño por encima doble, por lo que al subir, lo hizo pero no pudo al tener el paño encima y ser demasiado peso, por lo que, por lógica, qué hizo, pues se expandió por los lados.
Tampoco pasa nada, pero me hubiera encantado que creciera a lo alto y no tanto a lo ancho… Así que creo que es mejor no taparlo.
A la hora, saqué el pan ya subido y puse el horno a 200 grados con un vaso de agua dentro. Cuando alcanza esa temperatura, metemos en el horno el pan. Dejamos cinco minutos y, pasado ese tiempo, bajamos el horno a 180 grados. Lo dejamos entre 45 y 55 minutos.
Abrimos, vemos que está bien hecho. Para ello simplemente lo golpeamos con una cuchara o algo y tiene que sonar hueco.
Sacamos del horno y lo ponemos en una rejilla para que se enfríe. Listo para comer. ¿Qué os parece? Bon appétit!