Croquetas de morcilla de Burgos caseras
Estas croquetas de morcilla de Burgos caseras os van a volver locos a todos. Si sois amantes incondicionales de todo tipo de croquetas y estas no las conocéis, ya podéis tomar buena nota de la receta porque están para chuparse los dedos.
Yo las hice con la forma de croqueta clásica, pero si al prepararlas le dais forma de bolitas, siempre podremos decir que hemos preparado unos caprichos de morcilla de Burgos y quedamos como verdaderos profesionales con un toque elegante y cool. Es lo que tiene la cocina, cambias un detalle y nombre y ya estás inventando. O no… 😉
Como vais a tener la oportunidad de leer abajo, las croquetas de morcilla son realmente fáciles de preparar y podemos presentarlas posteriormente con un puré de patatas, que es la forma más tradicional con lo que podemos encontrar la morcilla de Burgos. La morcilla de Burgos es un embutido que está fabricado a base de arroz, manteca y sangre de cerdo y especias.
Tiene un sabor único y delicado que la hacen inigualable, por lo que el sabor de estas croquetas es sutil y sin contrastes excesivos. Vamos a conseguir todo el sabor de la morcilla de Burgos en un pequeño bocado. ¿Habéis probado alguna vez las croquetas de morcilla caseras?
¿Tienes algún truco para que salgan unas croquetas de morcilla de Burgos irresistibles?
Croquetas de morcilla de Burgos
Dificultad: baja-media
Coste: bajo
Ingredientes: (4-6 personas)
– 1 morcilla de Burgos de unos 650 gramos
– 1 cebolla
– 2 dientes de ajo
– 2-3 huevos
– Harina de trigo
– Leche
– Mantequilla
– Aceite de oliva
– Pan rallado o panko japonés
– Puré de patatas
– Pimienta molida
– Sal
Preparación de las croquetas de morcilla de Burgos:
Ponemos una sartén a fuego medio con media morcilla picada. Sofreímos y una vez lista, sin quemarla, apartamos y reservamos.
En otra sartén grande y antiadherente echamos tres cucharadas soperas bien colmadas de mantequilla y un par de cucharadas de aceite de oliva. Ponemos la sartén a fuego bajo-medio y agregamos los dientes de ajo picados muy finos y cuando están tomando color, la cebolla entera picada.
Moveremos el sofrito de vez en cuando hasta que la cebolla haya tomado un color tostado pero sin quemarse. A continuación, añadimos tres cucharadas colmadas de harina a la sartén. la vamos a pasar por un colador para que la harina tome aire y quede suelta.
Así evitaremos en gran medida los grumos a la hora de hacer las croquetas. Vamos a ir removiendo durante un minuto más o menos hasta que la harina vaya tostando un poco. lo suficiente para que no sepa luego a cruda. Veréis que se hace una especie de masa que cuesta un poco trabajar. No os preocupeis.
Os aconsejo que utilices utensilios de cocina de bambú o una olla de acero inoxidable donde podamos trabajar con varillas para batir metálicas sin estropear la olla.
Inmediatamente después bajamos el fuego un poco y añadimos un chorro de leche fría. Movemos enérgicamente con las varillas hasta que la masa haya absorbido el líquido. Es un proceso rápido. Añadiremos un chorro más de leche y seguiremos moviendo. De nuevo la masa irá absorbiendo líquido y poco a poco, se irá volviendo más fácil de trabajar.
Repetiremos la operación hasta que consigamos una crema líquida, sin grumos. Debemos mover siempre la masa para que no se vaya al fondo y se asiente. Salpimentamos.
Dejamos que la masa hierva, sin dejar de mover, y vaya adquiriendo densidad.
Cuando está bastante densa, tenéis que pensar que no puede ser líquida ya que debemos dar forma a las croquetas posteriormente, añadimos la morcilla de Burgos que teníamos reservada, mezclamos dejamos un par de minutos y apartamos.
Dejamos unos minutos a que temple la temperatura y pasamos la masa a una bandeja o recipiente para posteriormente, cuando esté fría, taparla y dejarla en el frigorífico al menos tres horas.
Una vez pasado ese tiempo, la masa ha tomado cuerpo y, con ayuda de una cuchara iremos tomando porciones y haciendo con las manos las croquetas. Las pasaremos por harina y luego por huevo batido y pan rallado. Os he puesto en los ingredientes que utilices panko japonés y también puré de patatas.
Podéis mezclar el panko o el pan rallado con los copos de puré de patata. De esa forma os saldrá un empanado fantástico y de lo más crujiente. Yo utilicé panko japonés y copos de puré de patatas. Quedaron unas croquetas de morcilla de Burgos con un exterior increíblemente crujiente.
Cuando tenemos las croquetas ya empanadas, freímos con abundante aceite caliente y pasamos a un papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Servimos nuestras croquetas de morcilla de Burgos con un poco de puré de patatas casero en forma de tapa o pincho. Bon appétit!
Me encanta tu receta de croquetas de morcilla de Burgos. Tengo una pregunta: Aproximadamente, ¿cuanta leche echas?. Te lo pregunto porque soy bastante novato en La Cocina y siempre me preocupo por las cantidades de cada ingrediente, aunque sé que no hay reglas fijas. Un abrazo y enhorabuena por tu blog. Juan Jose
Hola Ana, gracias por visitar mi receta de croquetas de morcilla de Burgos. Yo lo que hago es ir añadiendo leche, poco a poco, hasta conseguir la consistencia adecuada. La harina te va a ir pidiendo leche y la masa va a ser más cremosa según absorbe la leche y la mueves. No pongo una cantidad exacta por lo mismo. Saludos!